“Acelerar el cambio” es el lema elegido este año por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para conmemorar el Día Mundial del Agua, que se celebra cada 22 de marzo. Y es que, como afirma la propia ONU, «se debe trabajar un promedio de cuatro veces más rápido para cumplir con el ODS nº 6 en 2030”. No obstante, hay diversos sectores del ámbito agroalimentario, como el limón europeo producido en España, que llevan varias décadas trabajando para adelantarse al objetivo.
En concreto, el sector del limón ha logrado disminuir en un 39% su huella hídrica en los últimos 30 años, hasta los 271 m3/t, posicionándose como la fruta con menor huella hídrica entre todas las cultivadas en el país. Por ejemplo, este indicador es casi 300 m3/t superior en la producción de otros cítricos, según el informe ‘Huella hídrica del limón en España’ elaborado por la Asociación Interprofesional de Limón y Pomelo (AILIMPO).
“El cálculo de la huella hídrica del limón forma parte de la política de sostenibilidad de AILIMPO, cuyo fin es alinearse con los puntos 6 y 12 de los ODS de la ONU, dirigidos a garantizar la disponibilidad y gestión sostenible del agua y el saneamiento para todas las personas, así como profesar un consumo más responsable”, explican desde AILIMPO.
Huella hídrica
La huella hídrica es un indicador aceptado internacionalmente del uso de agua dulce necesaria para la obtención de un producto o servicio, que considera el consumo directo y el indirecto a lo largo de toda la cadena de suministro. Para ello, se tienen en cuenta tres factores: la huella hídrica azul, que es el agua extraída de fuentes superficiales o subterráneas; la huella verde, derivada de la lluvia asimilada por los cultivos; y la huella hídrica gris, que corresponde al agua utilizada para evitar la alteración de la huella azul.
Así, el citado informe de AILIMPO cuantifica que de los 271 m3/t totales de la huella hídrica del limón, 155 m3/t pertenecen a la azul, 56 m3/t a la verde y 60 m3/t a la gris.
¿Qué se ha hecho para llegar hasta aquí?
El limón europeo producido en España es un ejemplo en el aprovechamiento y la gestión óptima del agua de riego, gracias a las inversiones en infraestructuras de almacenamiento y distribución. De esta manera, el 84% de la superficie cultivada utiliza sistemas de riego localizado, haciendo un uso más eficiente de los recursos hídricos y nutritivos de las plantas. Tal situación, a parte de reducir la huella hídrica, ha conseguido aumentar la productividad, que actualmente es un 274% superior a la de hace 30 años.
No obstante, los productores de limón siguen trabajando para reducir todavía más su huella hídrica, aumentando la inversión en tecnologías de agricultura de precisión para maximizar la productividad y minimizar el uso del agua con técnicas como el monitoreo del agua en el suelo, la colocación de plásticos de acolchado en las líneas de cultivo, la cubrición de las balsas de riego o la reducción en el empleo de insumos, entre otras.
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